La ALHÓNDIGA, Segovia 2017
Reflexión tanto estética como conceptual sobre el espacio urbano.
La ciudad está en continuo cambio: sus fachadas, sus carteles, sus grafitis, su mobiliario urbano…
Es como un sujeto pasivo que permite ser transformado por el tiempo, la naturaleza y sus habitantes. Los muros de sus edificios asisten a su transformación diaria, en ocasiones sufriendo agresiones, otras veces convirtiéndose en lienzos de artistas urbanos.
La fidelidad al alzado obliga al espectador a fijar su atención en la superficie del edificio, pero también invita a escudriñar sus vanos: estos orificios, casi siempre oscuros, a veces tapiados, otras violentados, son los que permiten que el contemplador realice el imprescindible ejercicio de completar la obra, poblándola con sus propias historias.
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